Viaje a Mariupol y Donetsk: Mil días de guerra y el deseo de paz en Ucrania
Reflexiones sobre Mariupol y Donetsk: Un viaje a través del conflicto
La realidad de Mariupol
En el este de Ucrania, Mariupol ha sido un lugar de dolor y destrucción. Desde que cayó bajo control ruso a finales de mayo de 2022, la ciudad ha enfrentado una transformación drástica. Más del 80% de sus viviendas han sido destruidas y miles de vidas se han perdido debido a la ofensiva. Sin embargo, a pesar de esta devastación, algunos habitantes comienzan a ver un rayo de esperanza en la reconstrucción que está ocurriendo.
La reconstrucción y sus desafíos
Desde el final del asedio, un gran número de trabajadores de diversas partes de Rusia han llegado a Mariupol con el objetivo de reconstruir la ciudad. A pesar de los esfuerzos, las quejas sobre la mala calidad de la reconstrucción son comunes. En las puertas de muchas casas, aún se pueden ver marcas de la guerra, como las advertencias pintadas que los civiles dejaron para indicar que había personas atrapadas dentro.
Las ruinas de la fábrica Azovstal son un recordatorio constante de lo que la ciudad ha perdido. Las autoridades rusas tienen planes de demoler este emblemático complejo para crear un parque tecnológico, mientras que también desean convertir Mariupol en un destino turístico para los rusos.
Voces de la población
Raisa Ivanovna, una mujer de 75 años, recuerda cómo la guerra cambió su vida. Antes del conflicto, la gente podía hablar en ucraniano o ruso sin temor. Ahora, tras ser evacuadas a Berdiansk y regresar a Mariupol, ella y su hermana Nina sienten una mezcla de optimismo y confusión sobre su situación actual. Raisa menciona que han comenzado a recibir sus pensiones y que hay comercios abiertos, pero no se atreve a decir si se sienten realmente liberadas.
Por otro lado, las quejas sobre la calidad de la reconstrucción son evidentes. Una vecina, que prefirió permanecer en el anonimato, lamenta que su hogar ha sido reemplazado por un edificio con materiales de mala calidad. Ella recuerda su antiguo apartamento, bien decorado y amueblado, y se siente frustrada por la situación actual.
La realidad en Donetsk
El viaje hacia Donetsk revela un panorama diferente. La ciudad, bajo control separatista desde 2014, enfrenta una dura desindustrialización. Aunque hay jóvenes en las calles, muchas fábricas están cerradas y los precios de los productos han aumentado considerablemente.
La vida cotidiana en Donetsk
Viacheslav Morskói, un albañil de 46 años, expresa su satisfacción por estar en Rusia y asegura que “Ucrania nunca ha existido”. Trabaja arduamente para alimentar a su familia y recuerda con nostalgia los días en que el estadio de Shakhtar Donetsk recibía a equipos de renombre en la Champions League. Sin embargo, a pesar de su lealtad, menciona que muchos de sus compatriotas han sido enviados al frente o han perdido la vida en el conflicto.
La movilización de hombres entre 18 y 55 años ha sido constante en Donetsk, y muchos han sido enviados a la guerra sin preparación adecuada. Morskói critica la forma en que se llevó a cabo la movilización, sintiendo que se debió dar más tiempo a los reclutas para prepararse.
El impacto de la guerra
La vida en Donetsk es difícil. La ciudad ha sido bombardeada y muchos residentes han perdido la electricidad. Una vendedora de ropa en el mercado local menciona que, aunque hay miedo, la gente sigue viviendo. Ella tiene una hija y descarta la idea de abandonar su hogar, a pesar de los riesgos que enfrenta diariamente.
Liliana, otra comerciante, también se siente parte de Rusia y ha vivido en un estado de conflicto desde 2014. Afirma que, si hay guerra, los soldados deben pelear en el frente y no atacar a la población civil.
La juventud y sus perspectivas
A pesar de la tensión en Mariupol y Donetsk, los jóvenes tienen sus propias opiniones sobre el conflicto. Yegor y Mark, dos músicos de 18 años, reflexionan sobre cómo la guerra podría haber cambiado sus vidas. Ambos creen que, si no hubiera comenzado la ofensiva rusa, la situación podría haber sido aún peor.
En la estación de autobuses, un grupo de adolescentes que juega al baloncesto expresa su deseo de no ir a la guerra. Agradecen que la ciudad esté más tranquila ahora, gracias a que el frente se ha movido. Sin embargo, son conscientes de que la paz es frágil.
La influencia de los medios
En el centro de Mariupol, se observa una presencia inusual de soldados. Sin embargo, estos son actores rusos que están filmando una serie para una televisión estatal. El director de la producción, Alexánder Repenko, sostiene que la misión del Kremlin es desnazificar Ucrania y critica el documental 20 días en Mariupol, aclamado internacionalmente.
Repenko argumenta que la percepción de la ciudad ha cambiado drásticamente y que, aunque antes era prorrusa, en 2022 se volvió completamente pro-ucraniana. Este tipo de narrativas reflejan la polarización en la región.