Una estadounidense de 32 años comparte su experiencia de vida en Dinamarca, uno de los países más felices del mundo

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Un Viaje a la Amistad en Dinamarca: La Experiencia de un Expatriado Americano

La Aventura de un Expatriado en Dinamarca

Un hombre de 32 años, originario de Estados Unidos, encontró su camino hacia Dinamarca, un país reconocido por su alto nivel de felicidad. Sin embargo, a pesar de su reputación, este lugar también es conocido por ser un entorno complicado para quienes vienen de fuera. La dificultad para hacer amigos y adaptarse a la cultura local puede ser un desafío considerable. No obstante, este expatriado no se dejó desanimar.

Antes de mudarse a Dinamarca, había vivido en Chequia, donde logró construir una comunidad sólida, a pesar de que el país también había sido calificado como poco acogedor para los extranjeros. En 2014, se trasladó allí para enseñar inglés y, tras varios años, se mudó a Odense, una ciudad en la isla de Funen, donde su pareja checa decidió estudiar una maestría en robótica.

La Dificultad de Adaptarse a una Nueva Cultura

A pesar de su experiencia previa, la adaptación a la vida en Dinamarca resultó ser más complicada de lo que había anticipado. Como redactor autónomo, se dio cuenta de que la interacción social era un reto. En eventos como reuniones de clubes de lectura o ferias de empleo, notó que los daneses mantenían una distancia cautelosa. Las preguntas que le hacían a menudo giraban en torno a su permanencia en el país o si estaba aprendiendo danés. Esto lo hizo sentir que su compromiso con Dinamarca era más importante que su personalidad.

La percepción que tuvo sobre los daneses fue que eran amables, pero también un tanto cerrados. Muchos preferían mantener la cercanía con amistades cultivadas desde la infancia. Las conversaciones triviales, a menudo limitadas a quejas sobre el clima, no eran bienvenidas. Con el tiempo, la pandemia de Covid-19 complicó aún más su situación, pero una conversación con un danés durante la reapertura le brindó una nueva perspectiva.

Un Nuevo Comienzo y la Búsqueda de Amistades

El danés le compartió que para ellos también era difícil hacer amigos en una nueva ciudad. Esta revelación le dio un nuevo impulso. Decidido a salir de su zona de confort, comenzó a explorar nuevas actividades y pasatiempos que pudieran conectar a él y a sus vecinos.

Con el tiempo, se dio cuenta de que Dinamarca cuenta con más de 100,000 clubes y asociaciones, conocidos como foreninger, que ofrecen una excelente oportunidad para conocer gente nueva. Junto a su pareja ingeniero, se unieron a un grupo llamado Repair Cafe Odense, una iniciativa internacional que busca reparar objetos dañados y darles una segunda vida. Con el tiempo, se convirtieron en miembros activos de la junta directiva del grupo.

Creando Conexiones a Través del Voluntariado

En su papel como “persona de contacto” en el Repair Cafe, se encargaba de saludar a los visitantes, conectarlos con voluntarios de reparación y asegurarse de que todos se sintieran bienvenidos. Su objetivo era que cada persona se marchara con una sonrisa, independientemente de si su artículo había sido reparado o no. La gratitud de los visitantes y su retorno a los eventos mensuales le otorgaron una sensación de pertenencia.

Además, este trabajo le brindó la oportunidad de practicar danés. Aprendió a ir más allá de las conversaciones sobre el clima, interesándose por las historias detrás de los objetos que la gente traía para reparar. También comenzó a hablar sobre la sostenibilidad en Dinamarca, un tema de creciente relevancia.

Nuevas Experiencias y Amistades en el Gimnasio

Al levantarse las restricciones de Covid en 2022, un amigo le sugirió que probara la escalada en un gimnasio de boulder. A pesar de su miedo a las alturas y su pequeña estatura, se sorprendió al completar una ruta difícil en su primer día. Esta actividad se convirtió en una nueva pasión, y el gimnasio se transformó en una comunidad acogedora donde otros escaladores ofrecían consejos y apoyo.

Ahora, escalaba tres veces a la semana con un grupo diverso que incluía tanto daneses como expatriados. Comenzaron a organizar encuentros fuera del gimnasio, disfrutando de citas para tomar café, celebraciones de Friendsgiving y sesiones de karaoke. La música se convirtió en un puente que unía a personas de diferentes orígenes, creando lazos a través de la diversión compartida.

La Cultura de Confianza en Dinamarca

A medida que se adaptaba a su nueva vida, el expatriado comenzó a notar que Dinamarca es una sociedad basada en la confianza. Los acuerdos verbales tienen un peso real y la gente deja a sus bebés durmiendo en carritos fuera de las cafeterías. Aunque romper la “cáscara dura” de esta cultura puede ser un desafío, la calidez que se encuentra en su interior vale la pena el esfuerzo.

Lo que este expatriado aprendió en su viaje no solo es valioso para quienes viven en Dinamarca, sino para cualquier persona que busque construir conexiones profundas y una comunidad. La clave radica en encontrar intereses comunes y sumergirse en ellos. Esta estrategia no solo facilita las interacciones sociales diarias, esenciales para la felicidad, sino que también enriquece la vida en el lugar que uno ha decidido llamar hogar.

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