Los siete hábitos de los padres que fomentan la resiliencia en los niños, según experta en desarrollo infantil

Cómo Criar Niños Resilientes: Perspectivas de un Experto en Psicología Infantil

La resiliencia no se trata solo de regresar después de una decepción o de adaptarse a cambios. Es un conjunto de habilidades que se pueden enseñar y fomentar en los niños a través de interacciones cotidianas. Un profesor de psicología con más de 30 años de experiencia en el trabajo con niños y sus padres, así como en investigaciones, ha identificado siete prácticas clave que pueden ayudar a criar niños más resilientes.

1. Mantener la Calma para Ayudar a los Niños a Encontrar la Suya

Es común que los padres se vean arrastrados por las emociones de sus hijos. Sin embargo, es crucial que ellos mantengan su equilibrio emocional. Cuando un padre se esfuerza por recuperar su calma, puede ofrecer un espacio seguro donde el niño también pueda encontrar su tranquilidad. Esto se convierte en un modelo a seguir para que los niños aprendan a manejar sus propias emociones.

2. Establecer Rutinas para Proporcionar Estabilidad

Las rutinas son esenciales para los niños. Al tener un horario predecible, ellos sienten que tienen control sobre su entorno. Esto les ayuda a pensar: “Sé lo que viene a continuación. Sé lo que se espera de mí. Puedo hacerlo.” Cuantas más rutinas se establezcan, mayor será la sensación de seguridad en el niño.

3. Fomentar la Confianza en Sí Mismos

Cuando los padres demuestran que creen en la capacidad de sus hijos, estos aprenden a confiar en sí mismos. Es importante permitir que los niños intenten resolver problemas por su cuenta, utilizando sus propias ideas y recursos. Este proceso de autoexploración les ayuda a ganar confianza y a estar dispuestos a intentarlo de nuevo, ya sea al escalar en un parque, abotonarse la camisa o resolver un problema de matemáticas.

4. Aceptar las Emociones Negativas como Parte del Crecimiento

Las emociones negativas son una parte necesaria del desarrollo emocional. Los niños deben aprender a manejar estas emociones difíciles sin ser ridiculizados o castigados. Cuando un niño experimenta tristeza o frustración y se le permite sentir esas emociones, aprende a aceptarlas y a superarlas. Esto es fundamental para desarrollar una resiliencia emocional.

5. Ser Razonable y Amable

Los niños observan y absorben el comportamiento de sus padres. Si un padre actúa con amabilidad y compasión, el niño aprenderá a tratar a los demás de la misma manera. Por el contrario, si los padres son duros o exigentes, los niños pueden imitar esos comportamientos. Es esencial que los padres se esfuercen por ser razonables y amables, incluso en situaciones difíciles.

6. Reconocer Errores y Reestablecer Conexiones

La perfección no es realista ni necesaria. Las relaciones se basan en la conexión y, a veces, en la desconexión. Es vital que los padres reconozcan sus errores y se disculpen genuinamente, lo que ayuda a reparar la relación. Este proceso de reparación es crucial para que los niños comprendan que los conflictos no son su culpa y que siempre hay espacio para la reconciliación.

7. Actuar como un Amortiguador contra la Ansiedad

La relación diaria entre padres e hijos actúa como un amortiguador contra las dificultades que inevitablemente enfrentarán. Cuando los niños saben que pueden contar con sus padres, se sienten menos abrumados por situaciones difíciles. La capacidad de un padre para controlar su propia ansiedad permite ofrecer apoyo y guía de manera constante, lo que, a su vez, ayuda a los niños a aprender a regular sus propias emociones a medida que crecen.