Liberados de Ortega enfrentan incertidumbre en Guatemala

La Dura Realidad de los Excarcelados Nicaragüenses

El Impacto del Exilio Forzado

En el contexto actual de Nicaragua, un grupo de 135 excarcelados ha sido forzado a abandonar su país, enfrentándose a un futuro incierto. Este grupo, incluido un hombre llamado Rodrigo, ha sido despojado de su nacionalidad por el régimen de Daniel Ortega, quien busca castigar a aquellos que se oponen a su gobierno. A pesar de esta pérdida, Rodrigo se siente más nicaragüense que nunca y rechaza la idea de ser considerado un apátrida. Desde su alojamiento temporal en Guatemala, donde fue trasladado tras negociaciones entre Estados Unidos y el régimen nicaragüense, comparte su historia de sufrimiento y resiliencia.

La Decisión de Despojar Nacionalidades

El 5 de septiembre de 2024, la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua emitió una orden que despojó a Rodrigo y a otros 134 prisioneros políticos de su nacionalidad. Sin embargo, Rodrigo considera que esta acción es solo un documento de un dictador que se mantiene en el poder por la fuerza. Asegura que su identidad nicaragüense no se ve afectada por un papel que considera ilegítimo.

“Soy más nicaragüense que nunca”, enfatiza Rodrigo, mientras se prepara para decidir su futuro: quedarse en Guatemala, viajar a Estados Unidos donde se les ha prometido visados, o buscar refugio en otro país. Para ayudarles en esta transición, reciben apoyo de funcionarios de ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, quienes están a su lado en todo momento.

La Vida en Guatemala

Los excarcelados han sido hospedados en varios hoteles en la capital guatemalteca, donde se les garantiza alimentación y ropa. Es común ver a estos hombres y mujeres, que han sido liberados de las garras del régimen, llevando bolsas llenas de ropa nueva, dejando atrás los chándales grises que usaron al llegar. Uno de ellos, durante el desayuno, se acercó a un reportero, luciendo una nueva camisa roja y pantalones planchados. Con una sonrisa, exclamó: “Míreme, ya soy persona”. Este grupo planeaba asistir a una iglesia cercana para agradecer por su liberación, reflejando su profunda conexión con la fe, especialmente el catolicismo.

La Represión en Nicaragua

La situación en Nicaragua ha llegado a un punto crítico, donde el gobierno de Ortega ha implementado medidas represivas que han llevado a la detención de muchos ciudadanos. Rodrigo recuerda su arresto en abril de 2023, un evento marcado por la violencia. “Llegaron como si estuvieran buscando a Pablo Escobar”, comenta, describiendo cómo un gran despliegue policial rodeó su casa. Fue detenido sin ninguna explicación, sin derecho a un abogado o a comunicarse con su familia. Las acusaciones en su contra incluían “menoscabo a la soberanía” y “ciberdelito”.

Condiciones Inhumanas en Prisión

Rodrigo fue encarcelado en una de las mazmorras de máxima seguridad de la cárcel La Modelo, donde las condiciones eran inhumanas. En una celda conocida como La 300, se enfrentó a un trato degradante. “Nos trataban como animales”, recuerda. Las condiciones de vida eran extremas, con vigilancia constante y la falta de derechos básicos. “¿Acaso es esa una forma de tratar a un ser humano?”, cuestiona Rodrigo, al recordar las noches en que eran despertados con luces brillantes.

La Reacción Internacional

El mismo día en que Ortega despojó a Rodrigo y otros de su nacionalidad, el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua presentó un informe en Ginebra, denunciando los abusos del gobierno. Los expertos destacaron la falta de independencia judicial en el país, señalando que “Nicaragua no cumple con el más mínimo estándar razonable de independencia judicial”. Esta situación ha llevado a una creciente preocupación entre organizaciones de derechos humanos, que consideran que los juicios contra los disidentes son injustos y sin fundamento.

La Historia de Olesia Muñoz

El relato de Rodrigo no es un caso aislado. Olesia Muñoz, una mujer de 52 años, ha experimentado la injusticia del régimen en múltiples ocasiones. Fue encarcelada por primera vez en 2018, simplemente por cantar el himno nacional en su iglesia durante las protestas contra Ortega. A pesar de haber sido liberada tras diez meses, su vida nunca volvió a ser la misma.

Después de su liberación, Olesia intentó llevar una vida normal, alejándose de la política. Sin embargo, el 8 de abril de 2023, la policía llegó a su casa sin una orden de captura y la arrestó nuevamente. Fue llevada a una cárcel donde estuvo más de dos meses, enfrentando acusaciones de “ciberdelitos” sin pruebas concretas. Durante 17 meses, Olesia permaneció en prisión sin una condena clara.

Un Sistema de Terror

La abogada y defensora de derechos humanos Azahalea Solís, quien también ha sido despojada de su nacionalidad, describe la situación en Nicaragua como un sistema de terror. Las desapariciones forzadas y las detenciones ilegales son comunes, y los derechos constitucionales de los ciudadanos son constantemente violados. Solís sostiene que el despojo de la nacionalidad es un crimen de lesa humanidad y que las organizaciones de derechos humanos deben trabajar caso por caso para abordar estas injusticias.

La Paranoia en el Régimen

La paranoia del régimen ha alcanzado niveles extremos. La Asamblea Nacional, controlada por Ortega, ha aprobado reformas legales que permiten a la policía acceder a información telefónica de ciudadanos y congelar cuentas bancarias sin necesidad de una orden judicial. Estas reformas otorgan a las autoridades el poder de allanar propiedades y requisar bienes, creando un clima de miedo y represión.

La Lucha por la Justicia

Los relatos de Rodrigo y Olesia son solo dos ejemplos de un sistema que busca silenciar a quienes se atreven a desafiar al régimen. A pesar de las adversidades, estos excarcelados continúan su lucha por la justicia y la libertad. Con el apoyo de organizaciones internacionales y locales, esperan reconstruir sus vidas y recuperar la dignidad que les ha sido arrebatada.