La lucha comunitaria por la reducción de daños en usuarios de heroína en Colombia

El Enfoque Comunitario en la Reducción de Daños por Consumo de Heroína en Colombia

Un Nuevo Horizonte para la Salud Pública

En Colombia, un grupo de personas comprometidas trabaja incansablemente para ofrecer apoyo a quienes usan heroína. Este esfuerzo no busca simplemente eliminar el consumo, sino que se enfoca en minimizar los daños y proteger a los usuarios de enfermedades. En este contexto, el país se destaca como el primer en Sudamérica en implementar salas de consumo supervisadas. A través de estas iniciativas, se busca crear un ambiente seguro donde los usuarios puedan consumir de manera controlada y reducir el riesgo de sobredosis.

La Comunidad como Pilar Fundamental

Un aspecto clave de este esfuerzo es la participación comunitaria. Sin la colaboración de los residentes locales, estas iniciativas no tendrían el mismo impacto. Por ejemplo, Yolanda Ospina, una comerciante en el barrio Sucre de Cali, no solo vende productos, sino que también distribuye naloxona, un antídoto crucial para las sobredosis. La comunidad ha aprendido a actuar en situaciones de emergencia, y esto ha sido vital para salvar vidas.

La Realidad de los Usuarios

En las calles de Sucre, es común encontrar a personas que usan heroína, un opioide altamente adictivo. Antes, estos individuos eran vistos con temor y desprecio, pero desde la implementación de programas de reducción de daños, la percepción ha comenzado a cambiar. Jaime Marulanda, coordinador de un dispositivo comunitario, enfatiza que la prohibición de las drogas no ha resuelto el problema. “Debemos acompañar a quienes usan sustancias”, afirma. Este enfoque busca entender que muchos usuarios no están listos para dejar las drogas y, en su lugar, se centra en minimizar los impactos negativos del consumo.

Estrategias de Reducción de Daños

Las estrategias implementadas incluyen la creación de equipos de apoyo que llevan a los usuarios a centros médicos cuando es necesario. Además, se capacita a la comunidad para que pueda actuar en caso de una sobredosis y se supervisa la calidad de las drogas. La esterilización de inyectables es una medida clave para prevenir la propagación de enfermedades como la hepatitis C y VIH.

La distribución de jeringas también ha sido un componente efectivo. Marulanda menciona que en el último año, su organización desechó más de 59,000 jeringas de las calles. En Bogotá, el dispositivo de base comunitaria Cambie ha visto una reducción significativa en el número de jeringas encontradas en sus recolecciones.

La Urgencia de un Cambio de Paradigma

A nivel global, la falta de atención a las necesidades de los usuarios de drogas ha llevado a un alarmante número de muertes anuales. Borja Díaz, director de un programa de cooperación internacional, sostiene que invertir en la reducción de daños es una forma de invertir en salud y bienestar. Este enfoque es visto como el futuro de las políticas de drogas, en contraste con la criminalización de los usuarios.

A pesar de los avances, Colombia aún enfrenta desafíos significativos. La implementación de políticas de reducción de daños es vista con escepticismo por algunos sectores. Sin embargo, la realidad es que el consumo de drogas es un fenómeno que no se puede ignorar. Camilo Umaña, viceministro de política criminal, destaca que la prohibición ha generado más problemas que soluciones.

La Experiencia de los Usuarios

María, una mujer que ha estado en contacto con el programa de Corporación Viviendo, comparte su experiencia. Ella ha estado lidiando con el uso de heroína y espera que el espacio de consumo supervisado se convierta en una realidad. Para ella, contar con un lugar seguro donde inyectarse podría cambiar su vida. “El barrio está cambiando”, dice con esperanza.

La necesidad de un espacio seguro es aún más crítica para las mujeres, que representan solo el 10% de los usuarios en Sucre. La vulnerabilidad que enfrentan en la calle es alarmante, y contar con un lugar donde puedan consumir sin miedo es fundamental.

La Dignidad de los Usuarios

El trabajo de reducción de daños no solo se trata de prevenir sobredosis o enfermedades. Marulanda enfatiza la importancia de dignificar la vida de estas personas. “Queremos que sean parte de su comunidad, que sean reconocidos”, afirma. Este enfoque integral busca no solo la salud física, sino también el bienestar emocional y social de los usuarios.

Un Proyecto Colectivo

El éxito de estas iniciativas se debe en gran parte a la colaboración de diversos actores en la comunidad. Jessica Johana González, una líder comunitaria, ha involucrado a todos, desde la policía hasta los comerciantes locales. “A todos les conviene que estemos aquí”, asegura. A través de talleres y actividades comunitarias, se ha comenzado a romper el estigma que rodea el consumo de drogas.

La Transformación de Sucre

El barrio de Sucre ha sufrido una transformación significativa en las últimas décadas. De ser un área de clase trabajadora, se ha convertido en un lugar donde la venta de drogas y la prostitución se han vuelto comunes. Sin embargo, iniciativas como la de Corporación Viviendo están empezando a cambiar la narrativa. “Aquí no somos delincuentes, somos personas que enfrentan dificultades”, dice una de las líderes comunitarias.

Testimonios de Esperanza

Robert Andrés Urbano, conocido como Tarzán, ha salvado más de 40 vidas usando naloxona. Su historia es un testimonio de cómo la comunidad puede marcar la diferencia. “Ahora la policía viene a nosotros cuando hay un problema”, comenta. En 2023, la organización atendió con éxito 37 sobredosis, la mayoría de las cuales fueron socorridas por miembros de la comunidad.

La Lucha de Jefferson

Jefferson Andrés Castaño, un hombre de 32 años, ha estado luchando contra su adicción a la heroína. A pesar de sus esfuerzos por dejarla, todavía enfrenta desafíos significativos. “Recaer es fácil”, dice con sinceridad. Su madre, Blanca Leonor Vallejo, se siente culpable por no haber estado más presente en su vida. La lucha de Jefferson es un reflejo de la realidad que muchos enfrentan en su camino hacia la recuperación.

La Necesidad de Recursos y Apoyo

A pesar de los avances, tanto Marulanda como Rojas reconocen que la financiación sigue siendo un obstáculo. La mayoría de sus recursos provienen de la cooperación internacional, lo que limita su capacidad para expandir sus servicios. La reciente política del gobierno de Gustavo Petro ha asignado un presupuesto para programas de reducción de daños, pero muchos sienten que esto no es suficiente para abordar las necesidades reales.

El Futuro de las Políticas de Drogas

La política de drogas en Colombia está en un punto crítico. La creación de Centros de Atención Móvil a la Drogodependencia (Camad) ha generado críticas por su enfoque más sanitario que social. Ana María Rueda, coordinadora de una unidad de seguimiento, señala que es fundamental incluir una visión social en estas iniciativas.

La Importancia de la Regulación

Marcela, miembro del dispositivo Cambie, destaca la dificultad de que los usuarios confíen en el sistema de salud. La falta de un marco legal claro crea incertidumbre y limita la efectividad de los programas. “Queremos hacer más, pero necesitamos lineamientos claros”, enfatiza.

El Compromiso de la Comunidad

En Sucre, Daniel Muñoz Gallón, un conocido líder comunitario, trabaja con jóvenes en talleres de fotografía. Su labor es un ejemplo de cómo la comunidad puede unirse para enfrentar los desafíos del consumo de drogas. “Aquí no somos delincuentes, somos personas con necesidades”, afirma con firmeza.