Hasan Nasralá: El Clérigo que Transformó Hezbolá en Poder Político en Líbano

Hasan Nasralá: El Pragmatismo Detrás de un Líder Controversial

Orígenes y Primeros Años

Hasan Nasralá, un nombre que resuena en el ámbito político y militar de Líbano, tiene una historia marcada por la miseria y la marginación. Nació hace 64 años en el barrio de Sharshabuk, en el este de Beirut, una zona que él mismo describe como el “cinturón de la miseria”. En este entorno, la pobreza era la norma, y Nasralá creció como el mayor de nueve hermanos en una familia que dependía de una frutería para sobrevivir. Este contexto lo moldeó, haciéndolo consciente de las luchas de los chiíes, una comunidad que históricamente ha sido marginada en el Líbano.

La Influencia de la Guerra Civil

La guerra civil de Líbano, que comenzó en 1975, tuvo un impacto profundo en la vida de Nasralá. Su familia se trasladó de Beirut a Basuriye, un pueblo de mayoría chií cerca de la frontera con Israel. Esta experiencia de desplazamiento y opresión se convirtió en un tema recurrente en su vida y en su discurso político. Desde joven, Nasralá se identificó con la lucha de los chiíes y los refugiados palestinos, quienes también enfrentaban dificultades y discriminación.

Formación y Educación

A los 15 años, Nasralá se unió al Movimiento de Resistencia Libanesa (AMAL), una organización que buscaba modernizar y empoderar a la comunidad chií. Su educación continuó en el seminario de Nayaf en Irak, donde tuvo la oportunidad de conocer a figuras influyentes en el chiismo, incluyendo al ayatolá Ruhollah Jomeini. La llegada de Jomeini al poder en Irán en 1979 fue un evento crucial que selló la devoción de Nasralá hacia la ideología del velayat e faqih, que establece que los clérigos deben tener un papel central en el gobierno.

Ascenso en Hezbolá

En 1982, Nasralá dejó AMAL y se unió a Hezbolá, una organización que había sido creada con el apoyo de Irán. A medida que la influencia de Hezbolá crecía, Nasralá fue nombrado secretario general en 1992, a la edad de 32 años. Bajo su liderazgo, Hezbolá se convirtió en un partido político reconocido, participando en las elecciones municipales de 1992 y ganando en todos los distritos donde se presentó. Este éxito electoral marcó un punto de inflexión para la organización, que desde entonces ha sido un actor clave en la política libanesa.

La Guerra de 2006 y su Legado

La retirada de Israel del sur de Líbano en 2000, que muchos atribuyeron a las acciones de Hezbolá, consolidó la imagen de Nasralá como un líder liberador. Sin embargo, su reputación se vio empañada por las contradicciones en su política. Aunque se presentaba como un defensor de los oprimidos, su apoyo al régimen de Bashar El Asad en Siria durante la guerra civil siria contradijo este mensaje. A pesar de esto, su figura resurgió con la guerra de Gaza en 2023, donde muchos en la región comenzaron a verlo como un defensor de la causa palestina.

La Dualidad de su Liderazgo

Nasralá es un personaje complejo. Aunque es un orador carismático y un líder pragmático, sus decisiones a menudo han estado guiadas por la necesidad de mantener el poder y la influencia de Hezbolá. Su discurso de resistencia ha sido utilizado para justificar acciones que, en otras circunstancias, podrían ser vistas como contradictorias. Sin embargo, su habilidad para adaptarse y cambiar de táctica según las circunstancias ha sido clave para su longevidad en el poder.

La Percepción Internacional

Mientras que muchos en el mundo árabe ven a Nasralá como un héroe, en Estados Unidos e Israel es considerado un terrorista. Hezbolá ha estado involucrado en numerosos ataques y actos de violencia a lo largo de los años, lo que ha llevado a varios intentos de asesinato contra Nasralá. A pesar de vivir en la clandestinidad y comunicarse a través de discursos grabados, su influencia sigue siendo fuerte en la región.