El Gobierno cubano intensifica la represión contra los periodistas independientes con interrogatorios y amenazas

La Represión de la Prensa Independiente en Cuba: Un Análisis Profundo

Contexto Actual de la Libertad de Prensa en Cuba

En los últimos años, la situación de la prensa independiente en Cuba ha empeorado drásticamente. Desde el 2021, cerca de 150 periodistas cubanos han optado por el exilio, huyendo de un entorno donde las autoridades utilizan el Código Penal como herramienta para silenciar a quienes se atreven a cuestionar sus políticas. Este fenómeno no solo afecta a los periodistas, sino también a sus familias y a la sociedad en general, que se ve privada de información crítica y diversa.

La Realidad de los Periodistas Cubanos

La periodista María Lucía Expósito ha compartido su experiencia personal en este clima de represión. Ella mencionó que le gustaría que su salario “subversivo” pudiera ayudar a su hermana, quien trabaja como médica y apenas gana lo suficiente para sobrevivir. En una reflexión profunda, Expósito expresó su deseo de poder proporcionar los medicamentos que su abuelo necesita, cuyo pensión es insuficiente para cubrir sus necesidades básicas.

Recientemente, la joven fue interrogada durante más de seis horas por agentes de la Seguridad del Estado. Durante este proceso, no solo se cuestionó su trabajo con medios independientes, sino que también le fue confiscado un monto considerable de su salario, lo que representa un ataque directo a su integridad como periodista. A través de una amiga, ya que su cuenta de Facebook está inhabilitada, planteó preguntas importantes sobre el papel de las universidades y el consejo de sus seres queridos de abandonar el país.

Un Clima de Miedo y Silencio

En las redes sociales, han comenzado a surgir denuncias de otros periodistas y activistas que experimentan una represión similar. Esta nueva ola de ataques se manifiesta a través de interrogatorios prolongados, confiscaciones de salarios y equipos, así como amenazas de encarcelamiento. Las tácticas utilizadas por los agentes de seguridad están diseñadas para desactivar cualquier intento de actividad periodística que se considere alternativa a los medios estatales.

Periodistas de Periodismo de Barrio, Cubanet y El Toque han tenido que tomar decisiones difíciles, como abandonar sus proyectos o incluso el país. Algunos han hecho pública su renuncia a colaborar con medios independientes, en un intento de protegerse de la creciente presión.

La Respuesta del Gobierno Cubano

Desde septiembre del año pasado, la represión ha aumentado considerablemente. La revista musical Magazine AM:PM fue una de las primeras en hacer pública su situación, anunciando una pausa indefinida debido a la creciente presión de las autoridades. Aunque no se ofrecieron muchos detalles, la razón principal fue el acoso que su director ha enfrentado por parte de los órganos de contrainteligencia.

Elaine Díaz, directora de Periodismo de Barrio, ha denunciado la situación en plataformas como X, señalando que al menos 20 periodistas y activistas han sido citados recientemente. Ella argumenta que el gobierno está utilizando tácticas de tortura psicológica para intimidar a quienes se atreven a alzar la voz.

Estrategias de Silencio

El medio El Toque, que ha sido un blanco particular de las autoridades, ha denunciado la represión sostenida contra sus colaboradores. Aseguran que esta situación no es nueva y que están en riesgo de enfrentar un proceso judicial sin garantías. Algunos periodistas han sido forzados a grabar “mea culpas” que se espera sean transmitidas en la televisión estatal, una táctica que busca deslegitimar su trabajo y silenciar sus voces.

Un Patrón de Represión

La represión de la prensa independiente en Cuba no es un fenómeno nuevo. En 2016, se observó un resurgimiento de medios independientes que luego fueron sometidos a una presión similar. Muchos periodistas fueron forzados a renunciar públicamente, enfrentar interrogatorios, multas y arrestos domiciliarios. La mayoría de estos profesionales ahora viven en el exilio, y otros proyectos que intentaron contar la historia de Cuba desde dentro también han sido aplastados.

La única narrativa que se permite en la isla es la que emana de los medios estatales, lo que deja poco espacio para voces alternativas. En los últimos dos años, más de 150 periodistas cubanos han buscado refugio en otros países, escapando de un entorno donde la censura se ha institucionalizado a través de leyes que castigan la libertad de expresión.

Leyes y Censura

El gobierno cubano ha implementado diversas leyes que regulan el castigo a la libertad de expresión. La Ley de Comunicación declara ilegal el trabajo de los medios independientes, mientras que el Decreto Ley 370 ha resultado en multas que superan el salario promedio en la isla. El Código Penal también se utiliza para acusar a aquellos que reciben fondos de gobiernos extranjeros, especialmente de Estados Unidos, bajo la figura del “mercenarismo”.

Raudiel Peña Barrios, un abogado cubano del grupo de asesoría legal Cubalex, ha explicado que las autoridades están utilizando delitos establecidos en el Código Penal para amenazar a los periodistas. Existen varios tipos penales que se han aplicado a periodistas, opositores políticos y defensores de los derechos humanos, incluyendo la propaganda contra el orden constitucional y la recepción de fondos desde el exterior. Estos delitos pueden conllevar penas de hasta 10 años de prisión.

El Futuro de la Prensa en Cuba

La situación actual plantea serias preguntas sobre el futuro de la prensa en Cuba. Con una creciente represión y un ambiente de miedo, muchos se preguntan qué pasará con aquellos que aún intentan informar a la población. La falta de apoyo institucional y la presión constante del gobierno hacen que el camino hacia una prensa libre y plural sea cada vez más difícil.

La comunidad internacional ha comenzado a prestar atención a la situación de los periodistas cubanos. Sin embargo, la lucha por la libertad de expresión en la isla continúa siendo un desafío monumental. La esperanza radica en que, a pesar de la represión, las voces de aquellos que aún se atreven a hablar sean escuchadas y que, algún día, se logre un cambio significativo en la forma en que se ejerce el periodismo en Cuba.