Rafael Grossi revela riesgos en Zaporiyia

La Misión del OIEA en Zaporiyia: Un Desafío Sin Precedentes

Contexto del Conflicto

Desde que Rusia tomó el control de la central nuclear de Zaporiyia en marzo de 2022, el miedo a un posible accidente nuclear ha estado presente en Europa. La situación se ha vuelto crítica, no solo por el conflicto bélico en curso, sino también por la importancia de asegurar la seguridad de una instalación nuclear en medio de la guerra.

La Misión del OIEA

El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha estado trabajando arduamente para monitorear la planta nuclear. Desde el 1 de septiembre de 2022, han establecido operaciones permanentes en el sitio. Esta misión es considerada única en el ámbito de las agencias internacionales, y su director, Rafael Grossi, ha compartido detalles sobre los retos que enfrentan.

Grossi, un argentino de 63 años, ha comentado que su equipo ha estado bajo fuego directo en varias ocasiones. Para llegar a la planta, deben atravesar un territorio de Ucrania libre y cruzar una de las zonas de guerra más activas. Este acceso es vital para poder llevar a cabo su misión de vigilancia.

Desafíos en la Zona de Combate

La misión del OIEA no solo se enfrenta a la dificultad de operar en una zona de conflicto, sino que también requiere negociaciones delicadas. Entre el último punto de control ucraniano y el primero ruso, existe una “zona gris” donde no hay control claro. Para que la misión sea efectiva, se necesita establecer una especie de tregua temporal que debe ser acordada por ambas partes en conflicto.

Grossi ha mencionado que es fundamental proporcionar información a ambos bandos para asegurar que, durante un tiempo determinado, no haya actividad militar. Sin embargo, la seguridad del paso no está garantizada, y el riesgo siempre está presente.

La Investigación en la Central Nuclear

En cuanto a la situación actual en la central, el OIEA ha llevado a cabo una investigación exhaustiva. Han logrado descartar la hipótesis de un incendio autoprovocado en la torre de enfriamiento, que resultó ser un incendio mayor que ha dejado la torre inutilizada. Este tipo de información es crucial para que tanto los actores involucrados como la comunidad internacional puedan tomar decisiones informadas.

La Aceptación de las Partes en Conflicto

La continuidad de la misión del OIEA depende de la aceptación tanto de Ucrania como de Rusia. Grossi ha enfatizado que no puede poner en riesgo su misión, y cuando se presenta ante el Consejo de Seguridad de la ONU, hay un consenso general sobre la importancia de la presencia del OIEA en la región.

La Seguridad en la Planta

La responsabilidad de la seguridad de la planta recae en la policía militarizada Rosgvárdia, con un pequeño contingente de las Fuerzas Armadas especializado en emergencias químicas, radiológicas y biológicas. La tensión en la zona es palpable, y el personal que trabaja allí vive bajo un constante estado de estrés.

La Amenaza de la Artillería

La situación se complica aún más con la reciente incursión militar en Kursk, que ha llevado la ofensiva más cercana a la central a solo unas pocas decenas de kilómetros. Esto convierte a la planta en un objetivo potencial para la artillería. Dado que la central es del tipo RBMK, similar a la de Chernóbil, carece de un domo de protección, lo que aumenta el riesgo de un escape radioactivo en caso de un impacto.

Consecuencias del Conflicto

Vivir cerca de una zona de combate, con o sin una central nuclear, es una situación que Grossi no recomendaría a nadie. Algunos políticos han utilizado el riesgo de accidentes nucleares como parte de su estrategia, sabiendo que esto puede generar pánico en la población. La situación es compleja y requiere un enfoque cuidadoso para evitar una catástrofe.