América Latina se posiciona para aprovechar el ‘friendshoring’ en la relocalización industrial global
La Oportunidad del ‘Friendshoring’ en América Latina
América Latina se encuentra en un momento crucial donde varios países están bien posicionados para aprovechar el fenómeno del friendshoring. Este término se refiere a la reubicación de actividades industriales hacia naciones que comparten valores y políticas similares, aunque no necesariamente estén cerca geográficamente. Entre los países que destacan en este contexto se encuentran Chile, Uruguay, Costa Rica y Panamá, que poseen características específicas que los hacen ideales para beneficiarse de este proceso.
Contexto Global de Relocalización
El mundo está viviendo un amplio proceso de relocalización de actividades industriales, especialmente desde China hacia otras regiones. Esta tendencia no se basa en la búsqueda de menores costos, como ocurrió en décadas pasadas, sino que responde a un nuevo contexto geopolítico. Las preocupaciones sobre seguridad alimentaria, energética y nacional, junto con las tensiones crecientes entre Estados Unidos y China, han impulsado este cambio.
Tres Fenómenos Complementarios
Este proceso de relocalización ha dado lugar a tres fenómenos que, aunque distintos, son complementarios:
- Reshoring: Algunas empresas están regresando a sus países de origen para fortalecer las cadenas locales de valor y reducir la vulnerabilidad en materia de seguridad nacional. Muchos gobiernos de países desarrollados están ofreciendo incentivos fiscales para fomentar este movimiento.
- Nearshoring: Implica trasladar la producción a países cercanos a los centros de consumo, evitando interrupciones en la cadena de suministro y manteniendo costos de producción competitivos.
- Friendshoring: Promueve la reubicación hacia naciones que, aunque no estén geográficamente cercanas, comparten principios y valores. Esto permite establecer relaciones comerciales sólidas con costos de producción competitivos.
Oportunidades para América Latina
América Latina se presenta como un terreno fértil para beneficiarse de este fenómeno, aunque no todos los países tienen las características necesarias. Se pueden identificar tres áreas clave que influyen en esta situación: fundamentos económicos, estructura productiva y orientación política.
Fundamentos Económicos
Desde la perspectiva económica, muchos países de Centro y Sudamérica tienen el potencial para aprovechar la relocalización. Según un análisis de Felipe Larraín, un economista chileno, naciones como Uruguay, Chile, Costa Rica, Brasil y Panamá están bien posicionadas. Larraín utiliza un indicador compuesto que considera factores como infraestructura, Estado de derecho, protección a las inversiones, desarrollo financiero y estabilidad política.
Estructura Productiva
Un aspecto relevante mencionado en la reunión anual de Alacero, la Asociación Latinoamericana del Acero, fue el problema de la primarización de varias economías en la región, que se refiere a la dependencia excesiva del sector primario. Los participantes destacaron la necesidad de industrializar más las economías sudamericanas.
Un dato que resalta la oportunidad de industrialización es el consumo de acero per cápita, que permite comparar el desarrollo industrial de los países, vinculado a sectores como la construcción, manufactura, infraestructura y automotriz. En América Latina, el consumo promedio de acero es de 114 kilos per cápita, con variaciones significativas entre países. Por ejemplo, México consume 226 kilos, mientras que Estados Unidos y Europa están en 265 y 275 kilos, respectivamente. En contraste, China supera los 600 kilos per cápita. Esto revela un amplio margen para el crecimiento industrial en la región, especialmente en los grandes países sudamericanos.
Orientación Política
La orientación política de cada país también juega un papel crucial. Naciones como Bolivia, Nicaragua y Venezuela están en una trayectoria que les aleja de las oportunidades que ofrece el friendshoring. Sin embargo, otros países de la región aún pueden enviar señales positivas de acercamiento hacia Estados Unidos y Europa, lo que les permitiría beneficiarse del proceso de relocalización.